EL SITIO DE MI RECREO.
Tal vez lo único banal de este proyecto de Isabel Tallos sea el título -Low cost- que parece anticipar una tipología, en clave mochilera, de los hoteles y los lugares que visitamos gracias a las ofertas para viajar a bajo coste. Nada más lejos de la realidad; la información documental que aquí se nos suministra es esporádica y casi accidental.
Isabel Tallos nos propone un juego cómplice que tiene como escenario ese mundo ancho y ajeno, que diría Ciro Alegría, al que nos aventuramos en escapadas de pocos días. Nos anima, por ejemplo, a experimentar en primera persona una habitación de hotel, ese no-lugar en el que recalamos tras las agotadoras jornadas turísticas. Un remedo precario del hogar temporalmente abandonado. Isabel interactúa con esas habitaciones anónimas mediante rituales cuyos códigos sólo ella conoce. Una especie de exorcismo lúdico que desactiva la sensación de extrañamiento. Son acciones que funcionan como una liberación, una sublimación de los juegos ensimismados de nuestra infancia, que le permiten transformar lo inhóspito en un lugar propio.
Una actitud semejante es la que despliega en el interior de algunos museos y edificios de las ciudades que visita. Concentra su atención en la poderosa morfología de unos escenarios que su mirada convierte en enigmáticos y los desnuda de su contexto funcional. En cierto modo, al desvincular la arquitectura del uso para el que fue creada, activa otras evocaciones y lecturas en la mente del espectador. De hecho, en sus imágenes a menudo se pueden escuchar los ecos de las pinturas metafísicas de Giorgio de Chirico. Un espíritu trascendente emerge de esos escenarios habitados por la soledad y el silencio.
