Ahora, son las máquinas las que se encargan de realizar el trabajo peligroso, teniendo el privilegio de llegar a los confines desconocidos del universo. El hombre es demasiado frágil para estas gestas, ya no se le permite enfrentarse con los poderes desconocidos. Hemos sido relegados a procesar información de segunda mano.
Cuando Cristóbal Colón se coronó como "el descubridor" el mismo concepto de descubridor perdió su sentido. El no fue el primero en poner el pie en América, dicen que antes estuvieron los vikingos, pero estos no volvieron. Colón estableció la primera ruta comercial y será recordado por abrir la puerta para que los menos intrépidos pudieran transitar de manera segura por el nuevo mundo. Las grandes rutas comerciales son el presagio de las modernas rutas low cost, y estas la culminación del gran proceso de desaparición de la épica.
Low cost es el final de los viajes iniciáticos. Melville escribe el principio de un gran viaje de la siguiente manera: "Llamadme Ismael. Años atrás - no importa cuanto hace exactamente - con poco o ningún dinero en mi bolsillo y nada en particular que me interesara en tierra, pensé que podría navegar por algún tiempo y visitar la parte acuática del mundo".
El verdadero viajero es como Ismael, que viaja para no volver o para volver siendo otra persona. Sin embargo, el viajero low cost no se enfrenta al mar como metáfora del universo insondable sino a lo infinitamente conocido. Al igual que Ismael, también lleva unas pocas monedas en el bolsillo pero no por pobreza o por desinterés a los bienes terrenales, sino porque cada una de sus rutas ha sido perfectamente planeada dejando sin lugar a los imprevistos.
Low Epics es un concepto desolador; acompaña como un corolario necesario a la sociedad volcada con los viajes low cost.